EL VALLE DE LOS CONTACTOS

de Giorgio Dibitonto

Quien lee “Ángeles en astronave” encuentra a menudo la palabra “paz”. De hecho una paz profunda ha invadido mi ánimo todas las veces que ha habido una manifestación, un encuentro cercano o señales de los Hermanos de la Luz. Esos Seres Angélicos emanaban una sensación sobre todo de paz tal que cualquier posibilidad de inquietud o de duda desaparecían. Se presentaban como hombres y mujeres de edad joven, con aspecto armonioso como rodeados de una especie de luz que hacía su belleza diferente de la que conocemos en este mundo.

Toda la emoción, los temores y una especie de ansia que me había acompañado en el encuentro con Rafael, Orthon y Firkon en el valle del Finalese, en la provincia de Savona, se habían disipado nada más entrar en contacto con ellos. A todo esto se unió una gran paz, una sensación de alegría y algo que no sabría definir y que me gustaría llamar grandeza.

Como el lector puede notar, los elementos de la naturaleza, el viento, la lluvia, las nubes, la vegetación y naturalmente el sol tuvieron gran parte en el escenario y en las expresiones de cuanto sucedía al involucrarnos profundamente. Esos Hermanos daban significado a las fuerzas de la natura mientras nos transmitían sus enseñanzas y nos dejaban hacer experiencias tales que ese teatro natural nos parecía de otros mundos y de otras dimensiones.
En el encuentro con los Hermanos que he llamado el valle de los contactos una frase de Rafael ya preanunciaba el deber de divulgar y ser testigo de estos hechos acaecidos y su relativo mensaje. En realidad Rafael dice:” Es necesario que la verdad se diga a alta voz para que aquellos que la esperan y la quieran acoger lo puedan hacer”.

Después Rafael deja claramente entender que los hombres portadores de amor, de sabiduría, de bondad y de salvación desarrollan una misión y por eso no se encuentran casualmente en este mundo. El olvido que esconde el recuerdo claro de su proveniencia está destinado a caer para dejar aflorar una conciencia cada vez más llena de su misión.

De la máxima importancia es también la referencia a la Sagrada Escritura o Biblia. Cada una de sus enseñanzas tendrá como referencia el escrito bíblico de los patriarcas, de los profetas, de Jesús, de los Apóstoles y del Apocalipsis de S. Juan.
De estas enseñanzas brota pues una clave de lectura profética de los Textos Sagrados, que puede convertirse en un pan cotidiano para quien quiera caminar a la luz de la sabiduría y de la santidad de la Revelación.

La Tierra se indica, ya en este contacto en el valle del Finalese, como planeta de redención y la invitación de los Hermanos es que los hombres abran su corazón a la humildad y al amor del Padre. Ellos desde siempre vienen para mostrarnos el camino de vuelta a la Casa Celeste y a guiarnos sin alterar el don del libre albedrío concedido a los hombres. La gran enseñanza que ya desde entonces se nos dio es aquella que dice:” el verdadero conocimiento está en el amor”.

Después esos Hermanos vuelven a ocupar el disco escondido en el verde. El disco se eleva por encima de aquella vegetación a velocidad vertiginosa, sube hacia las nubes y desaparece en lo alto. Entonces no habíamos entendido todavía que nos encontrábamos delante de esas manifestaciones angélicas que la Biblia llama la “Gloria del Señor” .