EL SER CELESTIAL. SEGUNDA PARTE

de Giorgio Dibitonto

El encuentro cercano descrito en la segunda parte de este capítulo nos mostró en aquel 1980 como los Ángeles que se manifiestan a los hombres en las formas simples y grandiosas de la “Gloria cósmica del Señor” tengan que trabajar preparando a quien recibe tales manifestaciones, ya que nuestra naturaleza no puede afrontar cosas superiores si le falta esa ayuda superior.

Si una manifestación se realiza en el puro plano espiritual, entonces el Cielo actuará en el plano espiritual. Pero si tales contactos se realizan también en el plano físico y Cósmico, tienen que actuar para que este hecho pueda ser acogido y apoyado sin daños. Cuando en la Biblia Dios tenía que revelarse a Moisés, le decía que el hombre no puede ver a Dios cara a cara y sobrevivir. Y pasó delante de él la Gloria del Señor en las formas angélicas.

Al principio del encuentro cercano descrito en el quinto capítulo de “Ángeles en astronave” tuvimos una sensación de aplastamiento cuando el disco volador se encontró sobre nosotros. “La voz de Rafael nos dijo:” Hemos querido que probéis esa fuerte sensación para que comprendáis que cada vez que os contactamos se tiene que producir en vosotros una operación de purificación y de reordenamiento de vuestras energías vitales. Vuestro planeta está contaminado porque tal es el corazón de los hombres. La Tierra no está en paz; vibraciones descompuestas como las pasiones que agitan a los terrestres crean zonas cada vez más amplias del planeta donde la energía vital está descompuesta. Un día comprenderéis estas realidades que no pueden ser estudiadas por vuestra ciencia. Los pocos que han iniciado a comprenderlo son aislados e incomprendidos.

En aquel año de encuentros cercanos llovió a menudo, hizo un viento fuerte y no fue fácil trepar hacia los lugares indicados. Pero nuestros Celestes Visitantes insistían en decirnos que la Tierra tenía que ser purificada, que todo tenía que renovarse, que una nueva salvación tenía que venir. Así el agua se convertía en símbolo de aquella grande purificación anunciada, de esta necesidad de nuestro mundo de ser lavado en todos los sentidos.

Una frase que nos impresionó mucho y nos hizo reflexionar siempre desde entonces, nos la dijo también Rafael: “Recuperar la natura”, - añadió - “quiere decir curarse de muchos males”. Él nos había invitado a escuchar la voz de la lluvia. Esos Seres hablaban de la Natura como si fuera viva y tuviese una mente, un corazón, una voz. Fue así que el silencio de aquel lugar alto se transformó en una gran lección llena de vida. A veces vuelvo a pensar a toda aquella fraternidad con la Natura creada por Dios que tenían los Ángeles y me viene a la mente el Cántico de las Criaturas de Francisco de Asís.

En aquel encuentro Rafael no quiso disminuir ni defraudar la ciencia, pero trató de hacernos comprender que hay una ciencia espiritual que va más allá: “La materia no puede superar la materia”. Quiero subrayar una vez más algunas frases de Rafael en aquel encuentro en las alturas de Zoagli: “El único poder que nosotros reconocemos es aquel amoroso del Padre Celeste. El único poder es el que viene o deriva del Amor. Conocimiento y responsabilidad son servicio y bondad, humildad y semplicidad de frente a las cosas inmensas de la creación”.

Y más adelante nos dijo: “Si el hombre de la Tierra hubiese verdaderamente aprendido la lección y la hubiese puesto en práctica nosotros no estaríamos hoy aquí a deciros estas palabras. Os diríamos otras y hablaríamos de otras cosas. Pero no entristezais demasiado vuestro corazón: muchos están esperando está nuestra palabra y se alegrarán de oírla”. Ha sido siempre bello constatar que los Ángeles no querían en ningún momento entristecer nuestro corazón incluso cuando tenían que decirnos cosas útiles y duras. Eran siempre alegres y llenos de optimismo, a pesar de lo que tenían que decirnos. En este encuentro, se nos dio el anuncio de la segunda venida del Señor Jesús:” Habrá un momento en el que Aquél al cual ha sido dado poder en el Cielo y en la Tierra intervendrá con los suyos, y entonces el final del mal se llevará a cabo”.

Rafael habló aquí de sí mismo y de los demás Ángeles de la Biblia presentes en estos encuentros: “Nosotros somos los Querubines de la Escritura. Fuimos puestos por Dios mismo para custodiar el Edén. Nosotros no permitiremos nunca el acceso de los hombres de la Tierra al Espacio-Edén incontaminado, hasta que ellos espíritus de la potencia del mal no hayan vuelto a ser espíritus del Amor Universal”.

Como coronación de sus enseñanzas llenas de conocimiento y sabiduría dijo entonces: “Nosotros”, articuló, “no usamos la violencia bajo ninguna circunstancia. La violencia lleva siempre a la violencia, el odio lleva al odio y la muerte lleva a la muerte. Nuestras armas son el Amor, la sabiduría, el conocimiento y la paciencia pero estamos activos más allá de vuestra imaginación. No permitiremos que el mal sea llevado al cosmos donde reina la armonía, la vitalidad y el amor”.

La despedida, después de esas palabras, no podía sino reiterar la gran promesa que es el corazón de las profecías: “Esto significa”, concluyó Rafael, “que los Querubines estarán enseguida entre nosotros. La Tierra será nuevamente planeta de Amor Universal y no más de potencia del mal. Os llevaremos con nosotros en el espacio y también vosotros viajaréis hacia otros mundos en las astronaves. Visitaréis las tantas moradas de la Casa del Padre y la nueva Era del Amor pondrá fin a la historia milenaria que vio entre vosotros guerras, muerte y ruinas”.

También esta vez el disco se elevó hacia el cielo y se llevó otro fragmento de nosotros.

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